1. Utilizar el aceite de oliva como principal grada de adición.
  2. Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos
    secos. Son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta y nos aportan
    al mismo tiempo, una gran cantidad de agua. Es fundamental consumir 5 raciones de fruta
    y verdura al día.
  3. El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos
    integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria por su composición rica en
    carbohidratos. Hay que tener en cuenta que sus productos integrales nos aportan más
    fibra.
  4. Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados. En el caso
    de la frutas y verduras, nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel de
    aportación de nutrientes como por su aroma y sabor.
  5. Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogur y quesos.
  6. La carne roja se debe también consumir, preferiblemente como parte de guisos y otras
    recetas. Se recomienda el consumo de carnes magras y formando parte de platos a base de
    verduras y cereales.
  7. Consumir pescado en abundancia y huevos, recomendando el pescado
    azul como mínimo una o dos veces por semana. Los huevos contienen proteínas de muy
    buena calidad y su consumo tres o cuatro veces por semana es una buena alternativa.
  8. La fruta fresca es el postre habitual. Aportan color y sabor a nuestra alimentación diaria y
    son buena alternativa a media mañana y como merienda.
  9. El agua es la bebida por excelencia y se debería tomar entre 1.5 – 2 litros de líquido al día.
  10. Realizar actividad física todos los días, al menos 30-45 minutos de manera moderada y
    activa.

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